Una de las dudas más frecuentes que se plantean nuestros clientes radica en la diferencia existente entre dos conceptos que, aunque se usan indistintamente, son diferentes: el «tintado de lunas» y el «laminado». Conviene aclarar que, aunque en un nivel físico ambos parecen ser idénticos, no es así en su origen.
Cristales laminados…
Cuando se desea obtener más intimidad en el vehículo, reducir la incidencia de los rayos solares, aumentar el ahorro energético, así como velar por la seguridad en caso de robo o accidente, entre otras ventajas, siempre se recurre a las láminas solares homologadas. No olvides revisar todas sus características a lo largo de todas las entradas de nuestro blog. Estas son películas adhesivas que se colocan sobre los cristales traseros —consulta siempre la legislación vigente en tu país— y que pueden ser retiradas cuando se desee —por supuesto, quedan inservibles—.
… y cristales tintados
En el lado contrario, encontramos el tintado, que procede siempre de fábrica. Los cristales tratados son catalogados también como «cristales privados». El proceso se lleva a cabo mediante un tratamiento eléctrico denominado «deep dipping». Lo único que se consigue es oscurecer ligeramente el interior, llegando a ser considerados como «cristales ahumados», pero en ningún caso protege contra los rayos UVA y UVB, perjudiciales para la salud. Tampoco disminuyen la temperatura ni aportan mayor seguridad en caso de impacto, donde los fragmentos se desprenderán, pudiendo causar graves daños físicos, igual que una lámina sin tratamiento.
Tintado de lunas vs. Láminas solares
Las láminas solares —aunque es innegable que tiene un aporte estético— buscan el confort y bienestar, pudiendo elegir la tonalidad deseada; mientras que los cristales tintados, tan solo el embellecimiento del vehículo y una pequeña reducción del impacto solar. Ten siempre en cuenta que en el caso de que el tratamiento proceda de serie, deberás cambiar todas las lunas indicadas para poder deshacerte de «este toque especial».