La cara es la parte de nuestro cuerpo que más nota el transcurso de la vida. Aunque dependerá de la genética de cada persona, está claro que el rostro es la zona más sensible para envejecer por la continúa exposición a agentes externos como sol, aire, contaminación… Factores como el alcohol, tabaco, estrés, situación hormonal o nutrición son claves para un mayor o menor envejecimiento facial.
No todos somos iguales por lo que no existe un patrón exacto de signos según las edades. Sin embargo, se suele hablar de las siguientes etapas de la piel:
Década de los 30
A partir de aquí comienzan las primeras arrugas a la vez que también pueden verse poros abiertos, acné o acné cicatrizado.
Década de los 40
Además del fotoenvejecimiento moderado, pueden salir manchas oscuras que se conocen como lentigos. Las líneas más visibles se marcan en la sonrisa o en los ojos, así como las arrugas en movimiento.
Década de los 50
En esta fase disminuye el espesor y la celularidad de la dermis. Diferencias de pigmentación, arañas vasculares y queratosis son ya más visibles, al igual que un mayor número de arrugas.
Década de los 60
La aparición de arrugas se extiende a toda la cara por el paso del tiempo. Serán más notorias también las siguientes señales: sequedad, flacidez, vello…
Con una limpieza e hidratación diaria, utilización de productos adecuados a tu tipo de piel y tratamientos específicos se pueden reducir los efectos del envejecimiento facial. Fundamental será también una buena alimentación, el uso de protector solar y el ejercicio físico.
Fuente: Sociedad Española de Medicina Estética