Apenas bastaron 72 horas de octubre para que en Galicia ardiera el doble de superficie que en todo el año 2016, con aproximadamente 35.500 hectáreas quemadas. Una plaga de incendios forestales que fue imposible de controlar por los servicios de extinción debido a las causas climatológicas y humanas.
Sugerencias
Debido a esta trágica situación el sector forestal saca a relucir una vez más las medidas que serían necesarias:
Acabar con la impunidad de los incendiarios. La Xunta de Galicia tiene catalogadas 73 parroquias de alta actividad incendiaria en la que se ocasionaron miles de fuegos durante los últimos cinco años. Básicamente el monte gallego se quema por culpa de las personas.
Separar el monte de núcleos de población. Manteniendo franjas sin mato y sin arbolado en torno a las viviendas.
Ordenar el territorio. Se demanda un control de la plantación ilegal de eucaliptos y pinos. Así como solventar el problema del abandono de los terrenos agrarios ya que los prados y tierras de labor sirven de cortafuegos natural.
Adaptar la gestión forestal al cambio climático. La previsión para las próximas décadas es que los incendios aumenten en intensidad y velocidad de propagación.
Difundir información sobre qué pautas seguir en episodios de incendios. Además, es vital formar a las personas con planes de autoprotección, sobre todo en núcleos rurales. Establecer puntos de seguridad y rutas de escape son dos aspectos fundamentales.
Fomentar el asociacionismo forestal. De momento solo hay cinco Sociedades de Fomento Forestal (Sofor) en Galicia.
Producir los montes vecinales inactivos. Aunque por desgracia esta vez el fuego afectó también a comarcas en las que las comunidades de montes tienen una buena gestión y actividad.
Cambiar la política forestal. Desde diversas organizaciones del sector critican la gestión que hace la Xunta con acciones que se realizan al final del verano y en otoño. Recalcan que la prevención debe efectuarse antes de la época estival en la mayoría de los casos para no esperar a que la lluvia sea la solución.
Priorizar la prevención sobre la extinción. Se debe invertir en el fomento de una mayor actividad agraria y forestal.
Impulsar un medio rural activo. Uno de los mejores sistemas de prevención contra grandes incendios es el mantenimiento de un medio rural activo y no abandonado.
Problemática del triple 30
Otro punto importante es aumentar el despliegue policial en las zonas más conflictivas cuando exista la condición climática del triple 30: vientos de más de 30 km/hora, temperaturas de más de 30 grados y menos de un 30% de humedad ambiente.
Fuente: campogalego.es