Durante las 72 horas de desenfreno dieron con el descubrimiento y aislamiento del principio activo de la morfina.
Friedrich Serturner (1783-1841) fue un químico y farmacéutico alemán que se interesó por los efectos del opio desde muy temprano. A los 16 años ya fue aprendiz de farmacéutico y en 1809 ya tenía su primera farmacia. Cuatro años antes y mientras estaba en período de aprendizaje, Serturner decide al igual que muchos químicos de la época tratar de aislar los principios activos de las plantas.
Realiza un trabajo de dos años de duración que le lleva hasta el descubrimiento de la morfina, un trabajo que la mayoría de colegas rechazan y no dan por válido, así que recurre a la única fórmula que haría de su descubrimiento un hallazgo oficial: decide llevar a cabo una experimentación pública sobre él mismo y tres amigos que se prestan.
La idea: demostrar que la sustancia que había aislado era de hecho la responsable de las acciones del opio.
Repartió una primera mezcla de morfina y alcohol entre los participantes. El experimento y sus efectos duraron tres días. Al final del mismo tanto él como sus tres amigos habían consumido alrededor de 10 veces lo que ahora se podría recomendar para una sola dosis de morfina.
Morfina, fue el nombre escogido para esta nueva droga en honor al dios griego de los sueño, Morfeo, debido al profundo efecto de sueño intenso.
Su uso masificado produjo la aparición de las agujas hipodérmicas en 1843, lo que permitía unos efectos instantáneos y por supuesto la primera muerte por sobredosis haciendo uso de las agujas.
Unos años después. En 1878 se aísla un opiáceo con el que se obtuvo la diacetilmorfina, pero así no nos dice nada…es en 1898 cuando la comercializa Bayer bajo el nombre de heroína. Había nacido por tanto una de la grandes lacras en cuestión de drogas semisintéticas de consumo, y derivada de la misma morfina.
Fuente: es.gizmodo.com
