Pimientos de Padrón, “uns pican, e outros non”. Ya lo dice el dicho. Esta conocida variedad de pimiento comenzó a cultivarse en el convento de San Francisco de Herbón, en la parroquia de Padrón (de ahí el nombre) de la provincia de A Coruña. Destacan por las siguientes características: pequeñas dimensiones (entre 5 y 10 cm), forma alargada, color verde, intenso sabor, algunos ejemplares muy picantes.
Lo más habitual es que se frían frescos en una sartén o asados a la plancha. Posteriormente, se sirven en una fuente como entrante o como acompañamiento de tortilla, carnes o pescados. El rabo no es comestible (aunque no suponga peligro) pero ayuda a comerlos sin necesidad de tenedor.
Picor
Si alguna vez has probado los pimientos de Padrón seguramente te haya tocado alguno que picaba demasiado. Se debe a una sustancia química que se llama capsaicina y que no todos los pimientos contienen. Aquellos que tienen más probabilidad de picar son los que: reciben más sol y riego, están a la sombra o tienen falta de agua.
Trucos
Para dar con los pimientos que pican existen algunas técnicas visuales eficaces:
- Los de mayor tamaño.
- Los de color mate antes de freír.
- Los más puntiagudos.
- Los que tienen menos sal gorda adherida.
Por otro lado, está la clave que da José Marcelino Rivera, producto padronés de pimientos: “suelen tener mayor dureza”.
A veces el ardor será inevitable así que como remedio más aconsejable para aliviar la picazón es comer inmediatamente miga de pan, a poder ser de centeno o de maíz.
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