Sin duda un elemento imprescindible para la seguridad activa y pasiva de un vehículo son los cristales o lunas que aíslan a los ocupantes del exterior. Las lunas evitan que el viento, el agua o algún insecto, nos afecte en la conducción de forma negativa.
Los primeros parabrisas estaban formados por dos cuerpos enmarcados, fabricados en vidrio plano, pronto los fabricantes comprendieron que en caso de colisión los cristales eran un peligro.
Hay dos tipos de cristales:
El vidrio templado: hoy en día se fabrica en hornos, donde el vidrio se calienta gradualmente hasta una temperatura de entre 575 y 635ºC para luego enfriarlo rápidamente con aire. Así se consigue modificar su estructura haciéndolo entre cuatro y cinco veces más resistente a los golpes que un vidrio plano y aumentando su resistencia el choque térmico de 60ºC a 240ºC.
El vidrio laminado: se descubrió casi por azar y supuso una revolución para la seguridad de los ocupantes del vehículo. Además de ser extraordinariamente resistente a los impactos, la característica definitiva que hace del vidrio laminado un elemento de seguridad pasiva es que al romperse no se hace añicos, sino que queda agrietado. Desde 1983, es obligatorio que los vehículos monten vidrio laminado en el parabrisas, y para el resto de las lunas vidrio templado.
Fuente:circulaseguro.com