Son muchos los que acusan a las películas y series sobre crímenes y robos casi perfectos, de ser escuelas para cometer delitos, sobre todo con series como CSI, que ofrecen información muy detallada sobre las pistas que conducen a la policía a detener al autor de un crimen.
Para comprobar lo que tienen de cierto esto argumentos, un equipo de investigadores de la Johannes Gutenberg University han intentado averiguarlo realizando un estudio completo.
En la primera parte se mostró varios capítulos de series como CSI o Mentes Criminales a veinte convictos de asesinato presos en cárceles de Estados Unidos y Alemania, para luego interrogarles sobre si lo que habían visto en la ficción les había sugerido alguna técnica que les sirviera para encubrir mejor sus delitos. La mayoría de los presos afirmó que no les había servido para nada.
La segunda parte del estudio consistió en un experimento en el que ciento veinte voluntarios, seguidores fieles de estas series, tuvieron que limpiar el escenario simulado de un supuesto asesinato para eliminar todas las pistas posibles. Si no lo conseguía, serían acusados.
El resultado es que ninguno de ellos resultó ser un maestro del crimen, todos cometieron errores que condujeron a su detención.
Fuente: www.quo.es
