Por muy acostumbrado que uno esté a la muerte, ésta siempre merece un respeto

Por muy acostumbrado que uno esté a la muerte, ésta siempre merece un respeto

No se puede negar que el realizar durante mucho tiempo un determinado trabajo, te hace perder la percepción real de lo que puede suceder a tu alrededor. Peor si cabe, cuando el trabajo que se realiza, tiene que ver con el dolor que sufren las personas por la muerte de un ser querido.

El TSJ califica de conducta reprochable la que mantuvo el chófer de un tanatorio, teniendo en cuenta el lugar en el que ocurrió, “perturbando el duelo y la aflicción de las personas que están en esos sitios”, que discutió con otra empleada durante un velatorio, haciendo caso omiso de la intervención de su superior durante la riña.

Además se confirma el despido del trabajador que profirió insultos y graves amenazas contra su compañera de trabajo y expareja, delante de los familiares y amigos de unos de los difuntos.

El Tribunal recuerda que la calificación de “falta muy grave” de los hechos que generan el despido deriva de la reincidencia en la comisión de faltas graves realizadas previamente, “lo que otorga un mayor reproche a la conducta que se describe en la carta de despido”.

Por todo esto, el TSJ confirma el despido, declarándolo procedente.

 

Fuente: cincodias.elpais.com

 

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