El miedo a la muerte es un sentimiento unido al ser humano, nadie piensa que se vaya a morir antes de llegar a una edad muy avanzada.
Cuando llega el instante, lo afrontamos con mucho desconocimiento y temor, ya que pensamos que además de terrible, será doloroso. Pero no lo suele ser. Una muerte normal es amable e indolora. Si lo supiéramos, elegiríamos con serenidad dónde queremos morir y junto a quien.
¿Se debería informar sobre la muerte? ¿En dónde? En los institutos o en los hospitales, tal vez con vídeos parecidos a los que hay para padres primerizos, pero sobre la muerte. Esto seguro nos dejaría más tranquilos, ayudaría a que entendiéramos la realidad y tu imagináramos cosos que no son.
La muerte es inevitable, está unida a la vida y eso debería provocar que quisiéramos saber más sobre ella, eso nos quitaría el miedo que sentimos y nos ayudaría a despedirnos en condiciones.
En nuestra vida hay dos días que tienen menos de 24 horas, que esperan como dos paréntesis abiertos que cierran nuestra existencia: uno de ellos lo celebramos cada año, aunque es el otro el que hace que atesoremos la vida”, escribe Mannix (experta británica en cuidados paliativos) en su libro.
Fuente: elpais.com
