Nada hacía presagiar que guardaba un secreto en su cuerpo. Secreto que permanecería enterrado en su tumba si no fuera porque decidió donar su cuerpo a la ciencia.
El estudiante de Medicina Warren Nielsen y cuatro compañeros se disponían a diseccionar el cadáver y lo que parecía algo rutinario, se convirtió en lo inesperado.
Después del primer momento de asombro, las sorpresas iba a ser cada vez más.
- Al corazón le faltaba la vena cava, que se sitúa en el lado derecho del cuerpo.
- Su estómago estaba a la izquierda, en lugar de a la derecha.
- Su hígado, también a la izquierda, en vez de un su lugar habitual.
- Su bazo, tracto digestivo y el colon ascendente también estaban invertidos.
Rose Marie había vivido sus saludables 99 años y había tenido tres hijos sin saber que tenía una enfermedad rara llamada “situs inversus con levocardia”, lo que significa que su hígado, estómago y otros órganos abdominales estaban traspuestos de derecho a izquierda, pero su corazón permanecía en el lado izquierdo de su pecho.
Esto ocurre solo en 1 de cada 22.000 nacimientos y se asocia con una cardiopatía congénita grave. Pero el caso de Rose Marie era único entre 55 millones, de hecho, solo entre el 5 % y el 13 % de los pacientes que presentan este tipo de anomalías en el corazón viven más allá de los cinco años. Y la literatura médica solo menciona dos casos excepcionales, que vivieron hasta los 70 años.
Gracias a que Rose y su esposo donaron su cuerpo a la ciencia, ahora forman parte de la literatura científica y son objeto de estudio por parte de los estudiantes de Medicina.
Fuente: www.lavozdegalicia.es