Cada vez que se acerca el momento de tener que pasar la ITV, nos ponemos algo nerviosos ya que somos conscientes de que por muy bien que veamos a nuestro coche, hay unos defectos que harán que tu coche no pase la ITV.
Los neumáticos son culpables en casi 34% de los suspensos, seguidos de cerca por los fallos en el alumbrado y las emisiones de gases que superan los niveles permitidos.
Neumáticos: Apurar demasiado el dibujo de los neumáticos pone en peligro tu seguridad y además es el culpable del 33,9% de las inspecciones no favorables.
Alumbrado: Llevar fundida la luz de la matrícula es una falta leve, pero que funcione correctamente algunas de las bombillas de las luces de carretera o posición es un suspenso en toda regla.
Gases: La prueba de las emisiones es la más temida por los dueños de un coche diésel. No en vano es culpable de casi 10 de cada 100 exámenes fallidos.
Dirección y suspensión: En la estación, usando el banco de suspensiones revisan la eficacia, el estado y equilibrado de las suspensiones con el vehículo en marcha.
Frenos: Revisarlos una vez al año, comprobar el líquido de frenos, estar atento por si se oyen chirridos o ruidos es fundamental, pero también debes acudir al taller si detectas algo extraño en el tacto del pedal.
Matrícula: Una matrícula en mal estado puede ser la causa de que tengas que volver a pasar la ITV. De hecho, lo fue en el 2,4% de los noes entregados en 2016.
Otros: En este cajón de sastre entran muchas razones que suman el 10,4% de las negativas del año pasado. Los golpes en la chapa son un buen ejemplo.
Fuente: AutoBild
