A comienzos de semana, El País publicaba un reportaje sobre la evolución de las matrículas universitarias, entre otras opciones educativas. En un periodo donde el empleo brilla por su ausencia en la mayor parte de los sectores, la formación continua se ve como una de las mejores elecciones para incrementar las posibilidades de ser el elegido en un proceso de selección. Se trata, entonces, de reciclar conocimientos de manera constante.
Sin embargo, las matrículas en los grados, especialmente en personas mayores de 26 años cuyo objetivo es seguir sumando bagaje educativo, han disminuido drásticamente en los últimos años. Han bastado cuatro cursos escolares para que las matrículas mermen en un tercio, especialmente notable es el caso en las entidades públicas.
Las personas que desean completar su formación no optan por realizar una carrera, sino que dan oportunidades a modalidades que cada vez van ganando un mayor peso: los másteres, con un 36% más de matrículas en tres años debido a su flexibilidad y la posibilidad de convertirlo en una llave al mercado.
Fijar el objetivo del máster
La oferta actual de másteres se sitúa en torno a los 3.772 títulos, lo que hace casi misión imposible decantarnos por aquel que mejor se adapta a nuestros gustos, necesidades y al propio entorno laboral. Con el inicio del curso a la vuelta de la esquina, si estás pensando en complementar tu formación, es posible que precises algunos consejos ante la sobresaturación de información.
Debes tener claro que estas ofertas formativas no siempre sirven para complementar estudios, sino que también puede aportar nuevos conocimientos o conducir a la especialización. Si acabas de terminar tu carrera universitaria, quizás es mejor que esperes a tener algo de experiencia —aunque sea en forma de prácticas— antes de lanzarte de lleno a una nueva formación. Investiga el mercado laboral en primera persona y decide después.
Por tanto, valora las salidas profesionales y tus propias habilidades y competencias. Pueden no ser compatibles.
¿Público o privado? ¿Presencial o a distancia?
Dispondrás dos opciones: másteres públicos o másteres privados. Cada vez más son las escuelas de negocios que ofertan títulos oficiales. Ten en cuenta este valor, especialmente si tu apuesta se centra en las ofertas de trabajo públicas, ya que te ayudará a sumar puntos. Si no es oficial, su finalidad suele ser estrictamente profesional.
Una vez seleccionado el título que deseas obtener, estudia a las universidades o escuelas que lo ofertan. Trata de conocer todo sobre ellas. Si puedes, no dudes en visitarlas. Analiza y compara los precios, la reputación, el temario, el profesorado, las entidades colaboradoras… Consulta los rankings elaborados.
De la misma forma, dado el paso anterior, tocará elegir modalidad: presencial o a distancia. La ventaja de los primeros es el trato directo con el resto de alumnos y el profesorado; la de los segundos, la flexibilidad y la posibilidad de compatibilizarlo con otras tareas. En el primer caso, también debes estudiar si tendrás que realizar un cambio de ciudad o no, con el consiguiente desembolso económico a mayores que supone. Los expertos, por supuesto, recomiendan siempre la formación presencial.
Factores determinantes
El coste suele ser determinante a la hora de decantarnos por una universidad o escuela, por uno u otro título. La mayoría oferta becas y ayudas.
Estudia el programa. De lo que se trata es de profundizar o de especializarse, no de perder el tiempo con materias y conceptos que ya hemos tratado en el grado.
Comprueba siempre que el máster ofrezca prácticas. Es uno de los aspectos más buscados por todos los estudiantes y, en numerosos casos, la puerta de entrada al empleo. Infórmate sobre estos, sobre las empresas en las que podrías realizarlas, la posibilidad de que sean remuneradas, si se garantizan a la totalidad de los estudiantes…
Conocer el claustro de profesores puede ayudarnos no solo durante el aprendizaje, sino también tras la finalización de los estudios. Conoce el renombre que tiene cada uno de ellos en el ámbito profesional y en la sociedad misma.
Sobre todo, y lo más importante, no te dejes engañar. No son pocos los que, aprovechando el boom de Internet, ofrecen formación no reglada.
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