Nuestro cerebro es capaz de guardar cientos de sabores y olores, la comida nos invita a evocar vivencias y sensaciones que ocupan un lugar especial en nuestra memoria. Por ese motivo se hace la famosa pregunta al preso en el corredor de la muerte ¿qué quieres como última comida?. Las decisiones son de lo más curiosas, desde una hamburguesa doble con queso hasta una sola aceituna.
Estados Unidos es uno de los 25 países que usaron en 2015 la pena de muerte, no en todos se concede el privilegio de elegir la última cena. En Texas se tomó la decisión de no conceder más la comida especial siendo uno de los Estados en los que más condenas tiene.
Antes de que Lawrence Brewer fuese ejecutado con una inyección letal en 2011, pidió dos bistecs, una hamburguesa triple con queso, una tortilla de huevo con queso, un tazón grande de quimbombó, tres fajitas, un litro de helado y 500 gramos de carne a la parrilla con media barra de pan blanco. NI LO TOCO. Esto se tomó como una burla y desde entonces a los condenados en Texas se les ofrece la misma comida que al resto de los prisioneros.
Poco antes de la abolición, el Departamento de Justicia Criminal de Texas realizó un estudio entre 1982 y 2003 que mostraba que los que se encuentran en el corredor de la muerte suelen pedir hamburguesas dobles con queso, patatas fritas, ensaladas, huevos fritos, enchiladas y jalapeños picantes y por supuesto helado. También entra entre las peticiones las pizzas y el pollo frito.
Elección curiosa fue la de Robert Anthony Buell, condenado por el asesinato de un niña de 11 años, pidió una solitaria aceituna negra, decidió tomar la aceituna con el fin de que un olivo creciese de ella como símbolo de paz.
También hay quien afirma que este ritual, no es otra cosa que un intento de aliviar la conciencia del verdugo y que poco tiene que ver con el intento de suavizar el hecho de que se va a quitar la vida a un ser humano.
Fuente:elconfidencial.com
