«Principio de Peter»: ¿aceptarías trabajar sin estar cualificado?

«Principio de Peter»: ¿aceptarías trabajar sin estar cualificado?

«En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia».

Estas son las palabras con las que Laurence J. Peter, catedrático de ciencias de la educación en la Universidad del Sur, hace alusión al «principio de Peter», también denominado «principio de incompetencia de Peter». Se trata de un concepto tan aplicado como desarrollado en las empresas. ¿Alguna vez has sido testigo de cómo alguno de tus amigos o compañeros de trabajo conseguía un ascenso? Seguro que sí. ¿Y después de lograrlo has percibido cómo perdía productividad?

¿Qué es el «principio de Peter»?

El libro «The Peter Principle», de Raymond Hull y el mismo Laurance J. Peter, acuñó un concepto que sigue sin dejar indiferente a nadie. ¿Puede el rendimiento de un empleado mermar al escalar posiciones en la organización? Ambos autores lo tienen claro. Puede afectar y afecta.

Este principio axiomático se construye sobre dos pilares: la capacidad de ascenso y el nivel personal de incompetencia. Como base, la idea de que todo empleado tiende a crecer en cualquier organización jerarquizada hasta alcanzar su ineptitud. Según Peter, no son pocos los individuos que llegan a ocupar puestos de la alta dirección sin contar con la cualificación suficiente.

«Todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediato inferior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes».

Ortega y Gasset ya lo dijo en 1910, décadas antes de que el catedrático lanzara su tesis. Este hizo evolucionar esta categórica declaración. Cualquier trabajador asciende y asciende hasta que llega al último puesto al que puede acceder según sus conocimientos. Sin embargo, una vez logrado, se produce una regresión. En este punto se plantea la necesidad de situar al empleado en un nivel siempre inferior a sus aptitudes. Aquí la faena a desempeñar pasa a ser realizada, sin otra opción, por los subordinados a su cargo.

Cómo saber si sufrimos el «principio de Peter»

Para alcanzar el éxito en el competitivo mundo empresarial y dar los mejores productos y/o servicios a los consumidores, lo primero que debemos hacer es conocer plenamente nuestra organización. Solo así identificaremos los puntos fuertes y los débiles, las carencias y las necesidades, entre otros.

Debemos saber que, aunque tratemos de negarlo, el principio que estamos tratando es más común y cercano de lo que podemos imaginar, especialmente cuando hablamos de empresas piramidales, con un sinfín de puestos intermedios de mando. ¿Has sido testigo de alguno de estos indicios? Entonces lo estás sufriendo.

  • Papirofobia: piensa en el empleado que nunca tiene ni un solo papel sobre la mesa, que nunca recibe correos, que es casi imposible verle acabando sus tareas. Se trata de un individuo que mantiene la mesa limpia y, aunque da la sensación de que realiza todo con rapidez y eficacia, lo cierto es que ni siquiera inicia sus tareas.
  • Papiromanía: concepto completamente opuesto al anterior. En esta ocasión, la impresión que da el trabajador es de hacerse cargo de numerosas funciones. La mesa desbordada de libros y papeles es un ejemplo.
  • Archivofilia: ¿alguna vez has ordenado y reordenado, ocupando así tu tiempo? La clasificación obsesiva está acabando con tu productividad.
  • Fonofilia: puede semejar que, realizando llamadas, trasladándose hasta sus clientes, respondiendo infinidad de correos, estamos ante un individuo altamente comprometido con su empresa. Pero, ¿realmente hace algo o solo pasa su tiempo estableciendo contacto con terceros?

Ejemplo extraído de «The Peter Principle»

«E. Diestro es un aprendiz de mecánico trabajador e inteligente en un taller de coches. Demuestra un gran perfeccionismo y talento para detectar averías complejas y repararlas, por lo que es ascendido a mecánico especialista, desempeñando una gran labor. En su segundo ascenso, Diestro se convierte en encargado, donde su mayor cualidad se convierte en su peor defecto: por mucho trabajo que haya, él siempre se distrae reparando cualquier cosa. Raras veces se le encuentra en su puesto, y se dedica a meterse en el trabajo de otros, que se quedan mirando mientras él soluciona alguna avería. El taller se convierte en un caos y siempre se encuentra desbordado de trabajo».

«The Peter Principle», 1969.

Y tú, ¿aceptarías un puesto de trabajo sabiendo que no cuentas con todos los conocimientos necesarios?