Posiblemente considerada por numerosas personas como la tarea del hogar que conlleva más trabajo y más tiempo de toda la vivienda, lo cierto es que el esfuerzo no siempre es equivalente a buenos resultados. Brillos, marcas, moho, suciedad incrustada… Limpiar los cristales implica conocer una serie de técnicas para ahorrarnos tener que volver a desarrollar la faena en un periodo de tiempo corto.
Los cristales están expuestos a multitud de elementos; si hablamos de la parte exterior de estos: lluvia, sol, hojas, insectos, moho… Muchos de ellos también pueden ser compartidos con el lado interior, junto a la marca de dedos, de saliva de nuestro perro o gato vigilante, de polvo, etc.
Cómo limpiar los cristales
Diferente grosor, tamaño y/o altura, entre otros, a veces mantenerlos sin una mancha entraña riesgos, por lo que ten siempre en cuenta las medidas de seguridad necesarias. En ventanales grandes, lo mejor es que te hagas con un kit especial, que contenga una regleta con esponja o goma específica para ello. Este elemento nos ayudará a rematar el trabajo de forma más rápida y eficiente.
Llena un cubo con agua —mejor templada— y un producto desengrasante, como puede ser jabón o un lavavajillas. Ten cuidado con la cantidad, ya que, a mayor espuma, mayor dificultad de eliminarla posteriormente. Para esparcirlo puedes echar mano de una esponja especial para evitar rayar, y escúrrela bien antes de pasarla por la superficie. Puedes optar también por amoniaco o vinagre blanco —una parte por cada cuatro de agua—. Si posees un pulverizador no dudes en hacer uso de él, ya que te aportará mayor comodidad.
Procede en sentido horizontal en la parte interior y en vertical por la exterior, un truco clave para conocer de qué lado nos han quedado marcas. Cuando acabes de pasar la mezcla por todo el cristal, elimina sin esperas el producto y, posteriormente, seca la zona con un trapo de microfibras completamente seco. No utilices papel de periódico: solo echarás atrás tu trabajo con la tinta, además de no absorber toda el agua de forma correcta.
No te olvides de los marcos y la repisa, zonas que acumulan gran cantidad de suciedad. Puedes pasar con un trapo limpio un poco de lejía en zonas con moho. Y no pasas por alto los días nublados, ya que el sol seca el producto de forma rápida, dejando brillos indeseados. En cuanto al viento, intenta evitarlo, o la suciedad que arrastra se pegará en tus ventanas.
Si no tienes tiempo o deseas obtener un resultado profesional, no dudes en contactar con Limpiezas Ramos Lourés.
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