Puericultura: Conoce todos los tipos de contracciones durante el embarazo

Puericultura: Conoce todos los tipos de contracciones durante el embarazo

Tripa endurecida, abdomen tenso, molestias… las contracciones son tan esperadas como desconocidas por la mayor parte de las mujeres. Las más conocidas son las que se dan en la recta final del embarazo, pero no son las únicas. Es a lo largo de los nueve meses cuando pueden aparecer, ya que el feto se desarrolla y el cuerpo de la mamá se debe preparar para el parto. Si deseas evitar falsas alarmas, es recomendable saber qué puedes llegar a percibir para ahorrarte viajes al hospital y disgustos.

Contracciones A

También conocidas como contracciones de Álvarez, se presentan en la primera etapa de embarazo, hasta aproximadamente las veintiocho semanas de gestación, aunque nunca son percibidas por la futura mamá. Pueden deberse al cambio de postura o movimiento del feto, como las contracciones focales.

Contracciones de Braxton Hicks

A partir del quinto mes de gestación —aunque puede variar en función de cada embarazo— aparecen este tipo de contracciones caracterizadas por ser de baja intensidad —en ocasiones no se perciben— y frecuencia, siendo esta última irregular e imprevisible. Tienen una duración aproximada de treinta segundos y son indoloras; tan solo una pequeña molestia en la parte baja del abdomen, así como una sensación de tensión abdominal por la actividad de todo el útero, que se prepara para el parto.

Contracciones prodómicas

Su objetivo principal es preparar el organismo para el parto, acortando de esta forma el cuello del útero. Más molestas que las mencionadas anteriormente, son perceptibles en la zona baja del abdomen y en la zona lumbar, llegando incluso a las ingles. Aunque también irregulares, no lo son tanto como las de Braxton Hicks, pudiendo ser sentidas en intervalos de treinta segundos. La última semana de gestación es la más propensa para percibirlas.

Contracciones de dilatación

Comienzan en los riñones y acaban pasándose al propio vientre. Son las propias del inicio del parto. Su control es muy importante con el objetivo de visitar el hospital en el momento preciso. En un inicio serán espaciadas, veinte segundos durante cada quince o veinte minutos. Su intensidad, duración y frecuencia se irá incrementando progresivamente. A partir de repeticiones cada diez minutos o menos, prepara tu viaje. Su función, como su propia denominación indica, es dilatar el cuello del útero para permitir la salida del nuevo miembro de la familia.

Contracciones de transición

Con una dilatación de entre dos y cuatro centímetros, las contracciones de transición aparecen cuando el bebé empieza a descender por el canal vaginal. Son largas, de 90 segundos aprox. y continuadas. Pueden llegar a irradiarse hasta las caderas o la zona baja del abdomen.

Contracciones de expulsión

Hablamos de las contracciones más fuertes, duraderas y consecutivas. En cada una de ellas, la madre deberá empujar tal y como le indicen los sanitarios.

Pero las contracciones no concluyen con el nacimiento del pequeño, sino que se dan unas nuevas.

Contracciones de alumbramiento

El objetivo pasa por expulsar la placenta del interior del útero aproximadamente diez o veinte minutos después del nacimiento. Molestias intensas en el bajo vientre en una tanda de tres contracciones.

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