Las producciones teatrales del increíble Broadway contaban entre bambalinas con una presencia extraña en los inicios del siglo XX. No tenían poderes, pero hacían magia. No poseían alas, pero hacían alzar el vuelo de los mortales. Los Angel Investors —también conocidos como Angels— parecen tener sus orígenes a principios de 1900.
El término ha variado con el tiempo, cambia en función del territorio, pero no así su función. Más conocidos en la actualidad como Business Angel, hablamos de individuos que arriesgan su capital, aportan su dinero a una determinada empresa, siempre por decisión propia. La cantidad de la inversión puede variar, pero no así su voluntad. Como un ángel, aparecen ante start-ups, empresas recién nacidas o pequeñas, y apuestan por sus servicios. Su papel principal consiste en dar esperanza y apoyo a los emprendedores en una época en la que estos no cuentan con salvavidas.
El problema de la financiación
Obtener la financiación necesaria para iniciar un nuevo camino profesional no es tarea sencilla. Tampoco lo es lograr reunir la suficiente liquidez para que el sueño de una vida pueda seguir fluyendo. Pese a la proliferación de ayudas privadas y públicas en algunos ámbitos, lo cierto es que los emprendedores se ven en la mayoría de las ocasiones solos y desamparados. Puertas cerradas, noes como respuesta.
Y mientras, en España, el mercado del capital informal no desarrollado da paso a enormes deudas. Cuando las opciones se reducen, la aparición de un Business Angel se torna fundamental. Cabe mencionar que, aunque es más común contar con su ayuda al inicio, pueden hacer acto de presencia en cualquier etapa de la empresa.
Capital, conocimiento, contactos
No todos tienen la oportunidad, pero los que la poseen saben el gran regalo que se les ha otorgado. Personas con amplios conocimientos en diferentes sectores, con capacidad de inversión, con contactos. Aún desconocidos por el gran público, en 2004 se decidió fundar la Red Española de Business Angels ESBAN. Pero no es la única, la Asociación Española Business Angels Network AEBAN, constituida en 2008, aporta gran visibilidad a estos profesionales. 38 redes con sede en once Comunidades Autónomas que movilizaron más de 40 millones de euros el pasado año, avalan la gran apuesta por estos inversores.
Su implicación con el negocio es indiscutible, guiando al empresario, y suelen desear mantener el anonimato ante personas ajenas a la entidad. Por supuesto, no existe ninguna relación que los una con las empresas a las que sirven. Dinero y tiempo a cambio del éxito ajeno.
Casos de éxito
Skype, Amazon, Google o Starbucks, entre otros muchos, contaron en sus comienzos con la increíble ayuda de un ángel inversor. ¿Hacen falta más motivos para atesorar su importancia?
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