Se define rosácea como una enfermedad inflamatoria y crónica de la piel que padece hasta un 10% de la población, especialmente personas de piel blanca. Las características más comunes de esta afección son: el enrojecimiento o rubor de las mejillas y la aparición de granos o pústulas.
Entre los 20 y 50 años es cuando más casos se dan de este trastorno cutáneo, siendo las mujeres las que más lo sufren. Cada paciente experimentará distintas manifestaciones y síntomas que requerirán de diferentes procedimientos para luchar contra la rosácea. Lo fundamental es dar cuanto antes con el diagnóstico para mejorar y controlar su evolución a largo plazo.
Causas
A pesar de que el desencadenante de la rosácea todavía está sin identificar y sigue siendo estudiado por la dermatología, hay ciertas posibles causas:
- Antecedentes familiares. Aumenta la posibilidad de sufrir este problema, así como una predisposición genética.
- Sistema inmunológico. Cuando existe una alteración en las defensas de las células que impide la desaparición de inflamaciones de la piel.
- Infección. Debida al ácaro Demodex folliculorum.
- Exposición solar. La rosácea suele empeorar con la luz del sol.
- Factores que inciden en los vasos sanguíneos: calor, ejercicio físico, alcohol, comida caliente o picante…
Tratamiento
Es importante señalar que a pesar de que no tiene cura, la rosácea se pude tratar por vía oral (con medicamentos) y/o tópica (productos específicos) para mejorar su aspecto. También se puede utilizar el láser para mejorar las arañas vasculares o las rojeces.
Medidas preventivas
Eliminar la rosácea por completo es difícil, ya que aparece y desaparece por razones aún desconocidos. Durante los años que está presente en la piel de la persona es clave prevenir los brotes con los siguientes consejos:
- Buscar un tratamiento adecuado con un dermatólogo.
- Reconocer los factores que empeoran la enfermedad: calor, alcohol, comidas, exposición solar…
- Evitar situaciones de estrés.
- No usar productos cosméticos con sustancias irritantes o excesivos conservantes. Fíjate en que sean artículos ideales para pieles sensibles e incluso indicados para las rojeces.
- Aplicar protección solar con SPF 30 o más.
- No irritar la piel con exfoliaciones o herramientas abrasivas, pero sí hidratarla con lociones adecuadas.
La baja autoestima y depresión son otros de los obstáculos que van de la mano de este padecimiento de la piel. Para que la rosácea no afecte a la vida diaria de quien la padece hay que llevar un cuidado y tratamiento personalizado en busca de la mejor solución.
Fuente imagen: thecucuroom.com