Desde tiempos remotos las patatas forman parte de nuestra la alimentación, siendo uno de los ingredientes básicos en cualquier cocina. Por su versatilidad y gran aporte nutricional, forma parte de un gran número de platos.
En este alimento encontramos una gran fuente de carbohidratos, especialmente almidón, pero también fibra, vitaminas o potasio. Destaca la patata por no contender casi sodio (baja en sal) y estar libre de gluten.
Conservación
Después de comprar patatas, hay que prestar especial atención a la forma en la que las guardamos para evitar que se estropeen. Si quieres que se conserven bien y por más tiempo deberás:
- Retirar cualquier tipo de envoltorio que traigan, sobre todo el plástico. Los tubérculos necesitan respirar.
- Colocar las patatas en un recipiente que permita la ventilación como un cesto de mimbre o caja con orificios. Resulta aconsejable poner papel de periódico por arriba y por abajo.
- No guardar en un sitio donde les de la luz directa ni en uno muy oscuro. Lo ideal es un lugar con luz de penumbra. En cuanto a la temperatura, la adecuada se sitúa entre los 7 y 11 grados para una larga duración. Con más grados la patata perderá agua y le saldrán brotes y con menos variará su sabor al perderse almidón. Garajes o despensas son estancias recomendables.
- Comprobar con frecuencia que no hay patatas en mal estado para evitar que el resto se dañe.
¡Atención! Cebollas y patatas no deben guardarse juntas porque los gases que desprenden las primeras aceleran el proceso de putrefacción de las últimas.
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Fuente: unCOMO