La técnica de la rotación de cultivos consiste en alternar plantas de diferentes familias y con necesidades nutritivas diferentes en un mismo lugar durante distinto ciclos. De esta forma se evita que el suelo se agote y que las enfermedades que afectan a un tipo de planta perduren. Es un sistema muy recomendable por las siguientes razones:
- Se aprovecha mejor el abono.
- Se controlan mejor las malas hierbas.
- Se disminuyen los problemas de plagas porque aparecen menos insectos dañinos.
- Supone un ahorro porque se necesitan menos tratamientos y fertilizantes.
- Mejora los nutrientes del suelo beneficiando a las cosechas.
A la hora de aplicar esta práctica no se pueden suceder plantas de tipo vegetativo diferente pero que pertenezcan a la misma familia botánica. Por ejemplo: espinaca y remolacha (quenopodiáceas), apio y zanahoria (umbelíferas) o patata y tomate (solanáceas).
Lo ideal es introducir regularmente en la rotación una leguminosa y alternar frutos que requieren una fuerte cantidad de materia orgánica con otros que son menos exigentes o que necesitan materia orgánica muy descompuesta.
Algunas de las asociaciones posibles y recomendadas son: cebolla y fresas, tomate y cebolla, zanahorias y cebollas, maíz con judías, coles con lechugas o zanahorias y lechugas. Sin embargo, nunca rotes los tomates con las berenjenas o los calabacines con los tomates.
Si se realiza una adecuada rotación de cultivos, las frutas y hortalizas crecerán sanas y fuertes. En Hortícolas Javier Miranda cuidamos al máximo todo el proceso de cultivo de nuestros productos aplicando tanto este procedimiento como otros que ayudan a aumentar la calidad de los alimentos.