A veces la calidad y el sabor de verduras y hortalizas se deterior por una mala conservación o preparación. Y lo que es peor, se pierden los nutrientes. Para aprovechar al máximo las propiedades de los vegetales Karin Leiz escribió 1460 recetas para disfrutar las verduras todo el año (Debate, 2017). Un libro que sirve de guía para aquellas personas que no son expertas en la cocina.
Lo que SÍ debes hacer
- Comprar las verduras muy frescas. Si están mustias o llevan mucho tiempo almacenadas sus valores nutritivos disminuyen.
- Lavar muy bien en agua fría para eliminar posibles pesticidas, polvo ambiental y parásitos.
- Conservar en la nevera porque la temperatura y ausencia de luz favorece que se estropeen. A excepción de los tomates que apunta que es mejor guardar en un lugar fresco.
- Evitar la humedad en las verduras de hoja protegiéndolas dentro de una bolsa de plástico o film transparente.
- Cortar las verduras inmediatamente antes de su uso. Es importante señalar que una vez que se cortan se acelera la pérdida de propiedades.
- Hervir con poca cantidad de agua y el tiempo juntos. Una de las mejores opciones es cocer al vapor. Las verduras resultarán más nutritivas y gustosas cuando están entre el límite de crudas y cocidas.
- Aprovechar el líquido de cocción ya que contiene sustancias altamente nutritivas de las verduras.
Lo que NO debes hacer
- Almacenar verduras y frutas juntas porque podrían perjudicarse en el proceso de maduración.
- Pelar ciertas hortalizas cuando son muy nuevas. En este caso lo ideal es cepillarlas para no desperdiciar vitaminas en esas partes también comestibles. Ejemplo: zanahorias, patatas, rábanos, pepinos, calabacines o berenjenas.
- Cocer en elementes metálicos porque afectaría al sabor. No obstante, se exceptúa el acero inoxidable.
- Guardar las verduras cocidas. Es aconsejable consumir las verduras al momento de cocinarlas o lo antes posible.
Fuente: PlayGround